Los derechos fundamentales a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad tienen mejores posibilidades de florecer en una sociedad en la cual sus individuos han tenido acceso y gozan de una buena educación. Una educación que muestre y proporcione a sus ciudadanos los instrumentos que necesitan para realizarse personal y profesionalmente, de manera que se sientan motivados a trasferir a la misma sociedad que les educó, los rendimientos de su propia contribución, de manera que en el ejercicio de su actividad productiva, el ciudadano se sienta útil, generoso, protegido y libre sin detrimento de la libertad de ningún otro. La sociedad, en la que un gran número de personas tengan una elevada formación, llegará a alcanzar mejores soluciones de convivencia y de desarrollo. |
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